En Japón generalmente está mal poner excusas cuando has cometido un error. Pero todavía es peor hacerlo cuando has llegado tarde a un sitio. Por ejemplo, si llegas tarde a una cita, has cometido un error. Pero si al llegar tarde y dices: “Lo siento, es que había un atasco muy grande en la autopista.” Entonces, has metido la pata hasta el fondo. Simplemente debes disculparte. Varias veces si hace falta. Y no poner excusas. La puntualidad es algo que se valora mucho. O mejor dicho, cuando no lo eres, está muy mal visto. Si algún día tienes la oportunidad de ir, alucinarás viendo cómo funcionan los trenes, metros y autobuses en este sentido. Los conductores normalmente tienen que hacer 800 horas de entrenamiento antes de ponerse a conducir un tren. Su puntualidad es exagerádamente buena y milimétrica. Pocas veces hay un retraso, y normalmente se debe a una importante avería o algo peor…
Otro país en el cual se valora mucho ser puntual es Gran Bretaña. En las islas británicas la puntualidad es algo muy importante y está estrictamente asociada a su cultura. Basta leer libros como “La vuelta al mundo en ochenta días” para darse cuenta de que la apuesta que hace el meticuloso Phileas Fogg es de 80 días desde el momento de salida. Ni un minuto más. También si visitas Londres pondrás ver el famoso cambio de guardia en el palacio de Buckingham, que se realiza puntualmente en los meses de Mayo a Julio a las 11:30 de la mañana.
Ambas culturas le dan mucha importancia a la puntualidad. Ambas se parecen. Son isleños con una cultura muy particular. Con historia. Y que una vez fueron imperialistas. Valoran mucho lo que tienen y lo que son. Como todos, tienen sus defectos, pero la puntualidad no es uno de ellos.
En España la cosa cambia bastante. Encontrarte a alguien estrictamente puntual es bastante raro. De hecho, si llegas tarde cinco minutillos no pasa nada y si te quejas es que eres un exagerado. Cuanta más confianza tienes con la persona, peor. No es algo que esté socialmente mal visto. Y el que se enfada por eso está sacando las cosas de contexto. Pero al final, la puntualidad es un tema de respeto. De respeto por el tiempo de los demás. No ser puntual es ser irrespetuoso. Es no valorar el tiempo de la persona con la que has quedado. No empatizar con ella y saber que podría estar haciendo otras muchas cosas mientras te está esperando.
Si habitualmente eres poco puntual, empieza a tomártelo más en serio. Si no valoras el tiempo de los demás es probable que no valores el tuyo propio. Es importante tomar consciencia de ella y simplemente salir 10 minutos antes de lo que harías habitualmente. La puntualidad es un hábito y cuando lo has adquirido, realmente te sabe mal llegar tarde a un sitio.
Acerca del autor
Mi nombre es Arnau Gomis y soy de Sabadell.
Hace aproximadamente tres años que empecé a escribir, publicar y editar artículos en diferentes páginas webs.
Estoy especializado finanzas e inversión. Me encanta invertir en empresas y en activos, en especial: acciones de empresas que tienen fuertes ventajas competitivas.
Estoy graduado en Administración y Dirección de Empresas por la UOC, con máster en "Especialización en Decisiones de Inversión". Por otro lado, actualmente estoy estudiando y preparando el CFA.