Tras leer la biografía autorizada de Steve Jobs de Walter Isaacson, he quedado realmente asombrado de su personalidad ante la vida y los negocios. Genio y figura, por partes iguales, Jobs tenía tantas cosas buenas, como malas.
Su historia se caracteriza por ser bastante más épica, por llamarlo de alguna manera, que la de alguno de sus competidores directos, como Bill Gates.
Hechos, como el que le echaran de su propia empresa (Apple), para luego volver años más tarde y reflotarla, o que muriera después de varios años agonizando de un cáncer, hacen que su historia pueda parecer más asombrosa que la de muchos empresarios de su calibre.
Sin embargo, esto no es lo que hace que la vida de Jobs haya sido lo que ha sido. Estas son consecuencias de otra cosa. La forma que tenía de vivir la vida y de verla, es lo que realmente marca la diferencia. Jobs era un genio, para bien y para mal.
Su forma de concebir los productos ha marcado toda una época en el mundo empresarial y tecnológico. Desde su primer Apple I, hasta el iPad. Cada uno de sus proyectos ha dejado su huella y ha tenido sus respectivas características. Fueran un éxito o no.
La exigencia que imponía a todas las personas que trabajan con él para un proyecto era extenuante. Considerado un mal padre, un mal amigo y sobretodo, un mal jefe. Era muy común que Jobs insultara y denigrara a sus propios empleados cuando algo que habían hecho no le gustaba.
De hecho, su frase de “esto es una mierda”, al entrar en una sala y ver algo, fue famosa durante mucho tiempo en el Valle. Además, durante el principio de la década de los 80, los empleados de Apple tenían una especie de concurso para ver quién, durante el año, era capaz de aguantar mejor los arranques de ira de Steve Jobs.
La polaridad fue uno de sus atributos. Algo era una basura o iba a ser la próxima revolución tecnológica.
Pocas veces había término medio que le dejara indiferente. Muchas veces recalcó que ésta era la diferencia entre Apple y Microsoft, y que por esta razón en el siglo XXI Apple estaba dejando atrás a Microsoft. Porque Apple buscaba la excelencia y no se conformaba con la mediocridad. Cosa que Microsoft había hecho durante años. Gracias a su último CEO, Steve Ballmer.
Contenido del artículo:
A) Cosas buenas de Steve Jobs como empresario
1. Enfoque empresarial y vital
Probablemente, el atributo más claro y que le dio a Steve Jobs mayor impulso en sus empresas es tener muy clara su estrategia y objetivo empresarial. ¿Qué es la estrategia empresarial? Se podría decir que como toda estrategia, es el plan trazado para llegar a un objetivo marcado.
En el mundo de las empresas se puede aplicar de la misma forma. En las universidades y las escuelas de negocio siempre se predica sobre la importancia de tener una estrategia clara y un objetivo. Jobs la tenía.
La estrategia de Jobs siempre fue crear el mejor producto del momento. Además de eso, ese producto debía ser de la mayor simplicidad y belleza posible. Tenía claro que la tecnología y el arte son cosas que pueden converger. Los beneficios eran algo secundario.
Aunque esto es relativo, claro. Lo importante era crear un producto magnifico, y que el consumidor pudiera adquirirlo. De tal forma que cambiara el mundo. Primero lo hizo en Apple, con el Apple I y II, después en Pixar y finalmente otra vez en Apple.
Jobs insistió en todas y cada una de sus empresas que un producto bueno, tiene que ser además, bonito. La elegancia y la belleza se pueden combinar con la excelencia del producto.
2. Visión de futuro
Jobs no era una persona extremadamente inteligente. Hombre, tonto tampoco era. Pero una de las características que le hacían marcar la diferencia, era su motivación por ofrecer algo que cambiara la forma de ver las cosas.
Algo que cambiara el entorno y dejara huella.
Para ello, Steve Jobs pocas veces realizó estudios de mercado y sondeos. No creía en ellos. En lo que realmente creía era en crear la necesidad a partir del producto. Una famosa frase que se le atribuye es: “¿Cómo van a saber lo que quieren si todavía no lo han visto?“.
Esta frase la utilizó en varias ocasiones con las personas que no confiaban en sus nuevas ideas y/o productos y le ponían pegas. La idea de Jobs no era la de encontrar lo que la gente necesitaba, si no anticiparse a eso.
Por ello, siempre estaba pensando y creando nuevas ideas. Y sobretodo, animando e impulsando a los que estaban a su alrededor para que también lo hicieran. Primero tener una gran idea y luego, materializarla a la perfección.
3. Concentración
Es sabido que Jobs tenía tendencias budistas y todo lo relacionado con lo zen y la meditación le atraía mucho.
Durante su juventud, en la universidad, pasó varios períodos de meditación y retiro zen. Es probable que esto, sumado a una personalidad ego-maníaca, le ayudaran a enfocarse en lo que realmente le interesaba.
Steve Jobs no manejaba 20 proyectos a la vez. Se enfocaba en unos pocos y los potenciaba hasta la perfección. Siempre buscaba la perfección y así se lo exigía a sus empleados.
Pero no divagaba en otras ideas potenciales y entraba en un bucle de procastinación. No pecaba de tener arrancada de caballo y llegada de burro. Cuando empezaba algo y se centraba en ello, lo finalizaba hasta que era perfecto.
4. Competitividad
Aunque esta característica se acerca más a un defecto, que a un rasgo positivo, Jobs llevaba al límite a los compañeros/empleados con los que trabajaba. Humillar a personas en reuniones conjuntas era algo bastante habitual.
Gritar y exigir que alguien lo hiciera mejor después de pasar varios días trabajando en un pequeño detalle, también. Aunque esto en muchas ocasiones conllevaba a que los empleados abandonaran Apple, Steve Jobs defendía que los que aguantaban la presión serían jugadores de primera división, y Apple sólo podía permitir esta clase de jugadores.
Es cierto que las personas que aguantaban este tipo de trato, luego resultaban realmente productivos y eficientes para la empresa. Probablemente por esta razón, después de su muerte, Apple ha seguido aumentando su valor y rompiendo récords años tras año en ventas de productos.
Quizás Tim Cook es mejor CEO de lo que fue Steve Jobs. Porque Jobs quería rodearse de personas muchos mejores que él mismo. Sin embargo, no a todo el mundo se le puede exigir de igual manera. Por el camino, Jobs despreció y humilló a personas muy válidas. Seguro.
5. Negociación y oratoria
Otra vez, un atributo que roza el defecto. Jobs era un negociante nato.
Hasta la extenuación.
No daba el brazo a torcer salvo que viera la situación muy mal. Cuentan los empleados y consejeros delegados de Walt Disney que el proceso de compra de Pixar por parte de Disney fue realmente agotador.
La razón: Steve Jobs. Tras esta operación Jobs se convirtió en el mayor accionista de Walt Disney, con un 7% del accionariado.
Además de esto, las presentaciones de los productos de Apple por parte de Jobs son muy recordadas, siempre como algo impresionante. Jobs lo preparaba y sabía de marketing.
Desconozco si había estudiado o se había preparado en alguna escuela de negocios o MBA, pero Jobs, de forma innata, sabía vender. Sabía cómo transmitir la idea de su producto y sobretodo cómo crear necesidades donde antes no las había.
Muchas de las personas que una vez han probado un producto de Apple, no vuelven a atrás y aceptan perder gran parte de la libertad que dan otras empresas como Microsfot con Windows o Google con Android respecto a los productos de Apple.
Apple es más herméticos y controlador que los anteriores. Jobs afirmaba que para que la experiencia del usuario fuera excelente, era necesario que el ecosistema estuviera controlado.
Otro ejemplo de su capacidad de oratoria es el discurso que dio en el año 2005 en la ceremonia de graduación de la universidad de Stanford. Jobs empieza contando tres historias.
Últimamente se ha defendido que hacer discursos a través de historias, sobretodo si son personales, resultan mucho más efectivos que el habitual clásico sermón.
Jobs explicó de forma resumida las tres principales etapas de su vida y le salió una de las mejores charlas que se han visto en una ceremonia de graduación de una universidad. Vale la pena escucharlo:
Otra característica llamativa era su campo de la distorsión de la realidad. No se trata de la capacidad que tenía Jobs de convencer a los que estaban a su alrededor de que algo que aparentemente era imposible, no lo era.
Si Jobs creía en algo, se ocupaba de que al cabo de poco tiempo, las personas que le rodeaban también lo creyeran. Hipnotizaba, engatusaba, acaramelaba. Da igual el adjetivo que utilices.
A veces fue un fracaso.
Otras veces permitió que los que pensaban que era imposible, lo acabaran logrando. El campo de la distorsión consiguió que Steve Wozniak consiguiera fabricar el Apple I y el Apple II en tiempo récord. Consiguió convencer a Jony Ive de que el iPod era posible.
Convenció a su equipo de que los teléfonos debían pasar por una pantalla táctil y de que el iPhone era posible.
B) Cosas no tan buenas de Jobs, como persona y como empresario
1. El carácter de Steve Jobs era extremadamente complicado
Tal y como he comentado más arriba, genio y figura por partes iguales. El carácter de Steve Jobs era muy complicado. Ya fueran sus más allegados o desconocidos, Jobs podía mostrarse brutal y poco piadoso con los errores o con las cosas que no le gustaban.
Muchas veces de manera irracional. Las formas nunca fueron su fuerte. Era una persona que para bien y para mal, siempre iba con la verdad por delante. Y en muchas ocasiones dañaba la sensibilidad de los que eran objeto de su crítica.
Además, se caracterizada por una profunda sensibilidad. Verlo llorar no era algo raro. Lloraba con frecuencia, ya fuera por rabia o por tristeza. Sin embargo, esta sensibilidad también le dotaba de una gran capacidad para analizar el carácter de la persona que tenía en frente.
Jobs, con poco tiempo junto a una persona, podía conocer perfectamente sus puntos débiles a nivel emocional y los atacaba sin piedad. De ahí que con el paso del tiempo consiguiera crearse muchas enemistades y levantar pasiones por partes iguales.
Steve Jobs entra en la propia definición de líder.
Además de esto, era muy habitual que se saliera de sus casillas. Cogía enormes berrinches y cabreos que le duraban horas e incluso días. Esto a nivel de salud nunca es bueno, por mucho que te alimentes de verduras y frutas. Jobs no era precisamente una persona calmada y que se tomara las cosas con “filosofía”.
Con el tiempo se ha dicho que quizás Jobs hubiera podido conseguir cosas aún más grandes en sus comienzos si hubiera sido capaz de controlar este mal carácter. Consiguió domarlo en mayor medida en su vuelta a Apple a finales de los noventa.
Todavía tenía alguna que otra salida de tono, pero por aquel entonces Jobs ya sabía cuáles eran los puntos fuertes y débiles de su carácter y los supo explotar mucho mejor.
2. Dieta vegana muy estricta
Hubo largas temporadas en las que Steve Jobs sólo se alimentaba de verduras y fruta. También acostumbraba a hacer ayunos de un par de días. Jobs estaba convencido de que si se llevaba una correcta alimentación basada en verduras y frutas, no hacía falta ni si quiera ducharse. Y de hecho, no se duchaba como una persona habitual.
Esta dieta vegana tan estricta, llevó a que tuviera serios problemas para luchar contra el cáncer que se le detectó sobre los años 2003-2004. Además de que con el tiempo tuvo dificultades digestivas y de falta de proteínas en su organismo, al haber llevado una dieta considerada por muchos médicos poco variada.
Esto probablemente también es consecuencia de que se auto-considerara un ente superior al resto, y que por lo tanto pensara que podía vencer al cáncer alimentándose de batidos de zanahoria, algas y tomates.
Hoy en día, algunos médicos que lo trataron afirman que de haber seguido el tratamiento adecuado en su día, probablemente Jobs seguiría vivo. Aunque eso, nunca se sabe…
3. Conciliación familiar y social
Su carácter muy perfeccionista y su campo de distorsión de la realidad, hacían que una de sus mayores virtudes, como era la de saber concentrarse en lo que debía concentrarse y no divagar o distraerse con otros temas, también fuera uno de sus mayores defectos.
Cuando Jobs no aceptaba una realidad, la apartaba. En su mundo, esa realidad era una mentira y la consideraba completamente distinta de lo que ocurría realmente. Esto sucedió cuando tuvo a su primera hija, de la cual no aceptó su paternidad durante mucho tiempo.
Y estaba completamente convencido de ello.
Esta actitud fue la que le llevó a crear grandes productos y a convencer a personas geniales para que trabajaran en esos productos.
Pero su campo de distorsión de la realidad, del cual los únicos inmunes eran otras personas que también tenían habilidades sociales extremas o nulas, como Bill Gates, resultaba ser en muchas ocasiones algo que perjudicaba a sus seres queridos y a las personas que le rodeaban. Sobretodo a nivel personal. Jobs era capaz de hacer sentir a personas con las que llevaba varios años conviviendo que no significaban nada para él.
Por otro lado, también conseguía que algunas personas consiguieran cosas increíbles, motivando y llevándoles a su mayor capacidad.
4. Soberbia
Jobs y Wozniak fueron millonarios a una edad muy temprana. Con unos 28 años, Jobs ya tenía más de 200 millones de dólares en su patrimonio personal. Sin duda, habían tenido éxito a nivel empresarial. Ya de por sí Jobs fue una persona que creía excesivamente en sus creencias y en su forma de hacer las cosas. El éxito que tuvo el Apple II contribuyó a que esto se acrecentara.
Durante la ejecución y puesta en marcha del Macintosh, todo lo que él decía iba a misa. A pesar de que el Apple II fuera el producto estrella de Apple, Jobs destinó una enorme cantidad de recursos en el diseño y fabricación del Macintosh. Su precio posterior fue mucho más elevado del que debería y acabó fracasando.
Pero éste no fue el único fracaso de Jobs. Posteriormente fundó Next.
Una empresa en la que gastó más de 100.000 dólares sólo por el logo. Y otros tantos cientos de miles de dólares en las diferentes fábricas para fabricar el ordenador con forma de cubo perfecto.
Al final resultó que el Next era un ordenador extremadamente caro y que a pesar de estar enfocado a un cliente académico (universidades e institutos), el precio sobrepasaba con creces lo que podían permitirse.
Durante esta época Jobs tuvo una fuerte cura de humildad. No nos equivoquemos, nunca llegó a ser una persona humilde.
Siguió siendo egocéntrico y soberbio.
Sin embargo, estos años plagados de medios fracasos y fracasos absolutos le sirvieron para aprender a escuchar mejor a los grandes profesionales que le rodeaban, a saber cumplir con los objetivos de fechas y presupuestos pactados en los nuevos proyectos que iniciaba y en general, a creer un poco menos que su verdad era única y absoluta.
Todo esto contribuyó a que su segunda etapa en Apple fuera la más fructífera que ha tenido la compañía.
Conclusión
La biografía de Steve Jobs es un libro realmente interesante, sobre otra forma de hacer las cosas.
Cómo conocer un carácter extremo y de los beneficios y desgracias que ello puede traer. Es evidente que Jobs no es un modelo a seguir. La forma que tenía de tratar a las personas dista mucho de ser la correcta. Mucho menos el trato que le dio a su primera hija.
Sin embargo, sí que hay que reconocerle su facilidad y motivación para diferenciarse del resto. Para buscar algo diferente. Para equivocarse, pero innovar. Muchas personas dicen que Jobs no sería nadie de no ser porque coincidió con un gran ingeniero, Wozniak.
Puede ser, pero también es cierto que de no ser por Jobs, Wozniak hubiera seguido haciendo de geek en su casa y experimentando con su maquinita, sin conseguir llevar a millones de personas el ordenador personal. Quizás otro lo hubiera hecho, más tarde. ¿Pero Wozniak? no creo. Ambos crearon una gran sinergia, tremendamente productiva para el mundo tecnológico y para la innovación.
Woz era el genio ingeniero, pero que no le gustaba salir de su casa y relacionarse con otras personas desconocidas. Jobs en cambio, era capaz de ver el potencial que tenían los pequeños inventos de Woz y cómo podían cambiarle la vida a muchas personas. Y si además, se podía hacer pasta con ello, más que mejor.
Por otro lado también hay que tener en cuenta la época en la que nació y vivió Steve Jobs.
Nació en el valle, caldo de cultivo de algunas de las mejores invenciones a nivel tecnológico e informático de las últimas décadas. Coincidió en el instituto con un más que probable genio de la informática, Wozniak.
Tuvo a un padre que le insistió sobre la importancia de cuidar los pequeños detalles. Y en definitiva forjó un carácter muy exigente consigo mismo y con los que le rodeaban. Es decir, son un conjunto de circunstancias que es difícil que volvamos a ver. Parecidas a las que tuvo Bill Gates.
Personalmente, creo que es una biografía que todo empresario debería leer.
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