Se acerca la Navidad y son fechas de extremo consumo. Los supermercados están a rebosar por las copiosas comidas que nos esperan. Y también tienen que venir Papá Noel y los Reyes Magos. En fin, consumo, consumo y más consumo.
Pero no hace falta que venga la Navidad para que consumamos a destajo. En general, occidente es una sociedad muy consumista. Algunos países más que otros. Gastamos más de lo que tenemos y en la mayoría de ocasiones en cosas que no necesitamos. Es la dinámica de nuestros países. De ahí que la mayoría de países europeos y Estados Unidos tenga déficit público y no superávit.
Contenido del artículo:
El problema de gastar
Gastar no está mal. Siempre y cuando, en mi opinión, lo hagas en cosas que merecen la pena y te van a portar algo positivo en tu vida a medio y largo plazo. El problema es que gastamos por encima de nuestras posibilidades y sobretodo, en bienes materiales que nos producen una sensación de bienestar durante un pequeño período de tiempo.
Esta sensación de bienestar se puede convertir en algo crónico. Adictivo. Cuanto más lo hacemos, más ganas tenemos de repetir. Porque a nuestro cerebro le apetece sentir ese extraño y plancentero momento. La sensación de estrenar unos zapatos nuevos, camisetas que están a la última, gadgets tecnológicos, etc.
Pero por otro lado, el gasto también es un problema de ego. Tendemos a consumir más para mostrar nuestro poder adquisitivo. Eso al parecer, nos da una sensación de seguridad y confort. Aunque trabajemos 12 horas al día y tengamos que aguantar a un jefe/cliente al que no queremos verle la cara.
Pero sí, gastamos por encima de nuestra posibilidades para llenar nuestro ego. Que por cierto, en este caso es insaciable.
Un pequeño truco para gastar menos
Tampoco se trata de ser tacaños. Hay personas que gastan tan poco que en ocasiones rozan los absurdo. Todos los extremos son malos. Un truco que utilizo yo y que me ayuda a gastar menos o por lo menos a hacer mejor, es hacerme a mi mismo esta pregunta:
Esto que voy a comprar…¿Lo voy a utilizar a diario?
Si la respuesta es que sí, probablemente lo acabe comprando. Porque es una herramienta que me va a dar mayor libertad o es una experiencia que me va a proporcionar buenos momentos. Eso sí, para que esto funcione hay que ser sinceros con uno mismo…
Por ejemplo,
- Compramos un barco para navegar. Es evidente que es complicado utilizar un barco a diario. Pero…¿voy a utilizarlo cada fin de semana? O al menos, ¿un fin de semana sí y otro no? Siendo sinceros, ¿cuánto tiempo dispongo para utilizarlo? ¿Voy a poder salir entre semana a navegar? Muchas personas se compran barcos muy bonitos que utilizan dos veces al año. Un barco puede ser algo increíble si te gusta el mar y te gusta navegar, pero tienes que tener tiempo para poder disfrutarlo.
- Una casa bonita, con jardín y piscina. Para ello, he tenido que firmar una hipoteca que me va a generar una salida de caja mensual de más de 1.200€. Para poder mantener a mi familia y pagar esa hipoteca, tengo que trabajar más de 10 horas al día. Por lo que no voy a disfrutar ni la casa, ni el jardín, ni la piscina.
- Unos zapatos. ¿Cuántos tengo ya? ¿Me los voy a poner cada día?
Hay un montón de ejemplos y hay muchos objetos que se pueden llegar a utilizar a diario. En mi opinión, no me cuesta mucho gastarme 700-800€ en un smartphone porque es una herramienta que utilizo a diario y me proporciona mayor libertad para poder trabajar/leer desde cualquier lado.
Tampoco me importa gastar en un Kindle unos 140€ si al cabo de un año he leído veinticinco libros, que de media me costarían 10€, como poco. En un año ya he amortizado con creces el Kindle.
No me parece mal comprar una casa con piscina y jardín. Siempre y cuando disponga de tiempo para poder disfrutarla y no me vea apurado a final de mes con las cuotas de la hipoteca.
Creo que es importante no escatimar en aquellas cosas que vas a utilizar a diario. Si son buenas, se amortizan solas.
Comprar experiencias
Otro hecho importante es que en muchas ocasiones los objetos no nos dan la felicidad. Es una frase que se repite a menudo. Pero es cierta. Algo mucho más enriquecedor son las experiencias. Comprar experiencias es mucho mejor que comprar objetos, siempre y cuando esos objetos no los vayas a utilizar a diario y/o vayan a ser una herramienta para tener más y mejores experiencias.
- Viajar proporciona experiencias.
- El deporte proporciona experiencias.
- Pasar tiempo con tu familia y tus amigos proporciona experiencias.
Conclusión
No me importa gastar, siempre y cuando lo haga en objetos que voy a utilizar a diario o en experiencias. No está mal probar. A veces compramos algo y finalmente lo acabamos dejando porque no nos funciona del todo bien. Pero en un inicio pensamos que lo utilizaríamos más. Por ello, antes de comprar algo, es una buena idea hacerse la siguiente pregunta: ¿lo voy a utilizar a menudo? ¿se trata de una experiencia que voy a recordar siempre?
La respuesta nunca será 100% segura. Pero al menos, nos dará una idea de si necesitamos ese objeto o no.