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Si tuviéramos que escoger los tres atributos que más han cambiado el curso de nuestra historia, probablemente serían: la inteligencia, la conciencia y la voluntad.
La inteligencia tiene muchas definiciones. Pero de forma muy básica es la capacidad que tiene una persona para pensar y razonar. Para adaptarse a un medio de la mejor forma posible. Para solucionar un problema. Por ello, no te creas una persona inteligente sólo por haber ido a la universidad. Hay muchos tipos de inteligencia.
Por otro lado, está la conciencia. Mientras la inteligencia nos ha ayudado a solucionar problemas, la conciencia nos ha ayudado a darnos cuenta de que los teníamos. Hemos tenido mayor conciencia con el paso de los años, lo que nos hay llevado a amar y respetar más.
Finalmente, y sobre lo que hemos hablado hoy, tenemos la voluntad.
Contenido del artículo:
Sobre la Fuerza de Voluntad
[box] Voluntad es la facultad de decidir y ordenar la propia conducta. Propiedad que se expresa de forma consciente en el ser humano y en otros animales para realizar algo con intención de un resultado. Wikipedia[/box]Se podría decir que la fuerza de voluntad es un músculo. Otro músculo de los muchos que tenemos en nuestra mente. Siendo ésta, uno de los más importantes del cuerpo. La fuerza de voluntad en muchas ocasiones determina lo que vamos a ser y a hacer en el futuro. Sin embargo, no es fácil de controlar. Porque como la concentración, requiere de entrenamiento. Tienes que domesticar tu voluntad, y eso implica un esfuerzo. Que muchas personas no quieren hacer.
[box] Para saber más sobre la concentración, mira este artículo. [/box]Llegados a este punto, ¿cómo podemos dominar el chimpancé que llevamos dentro y hacernos dueños de nuestra voluntad?
1. “Quien tiene algo por qué vivir, es capaz de soportar cualquier cómo” – Nietzsche
La fuerza de voluntad, cómo es lógico, está estrechamente ligada a la motivación que tienes para con algo. Y dicha motivación tiene como principal motor la respuesta a la pregunta: ¿por qué haces lo que haces?
La motivación no va a ser ni más ni menos que el impulsor de tu voluntad. Si tu motivación es fuerte y tus principios sólidos, el impulso que te darán será lo suficientemente fuerte como para que tu fuerza de voluntad no se vea mermada con el paso del tiempo. Ser sincero contigo mismo y preguntarte porqué haces lo que haces determinará la motivación que tengas, y por lo tanto, la calidad del motor con el que pongas en marcha tu voluntad a la hora de hacer algo.
Las motivaciones más fuertes que podemos encontrar son las que están por encima de nosotros mismos. Gandhi no hizo lo que hizo para tener más fama y mayor reconocimiento. Martin Luther King no hizo lo que hizo porque tenía complejos como afroamericano. Hicieron lo que hicieron porque su porqué estaba muy por encima de ellos mismos. Y por lo tanto, su motivación también. El impulso que daban a su voluntad tumbó al ejército británico y revolucionó el status quo de los afroamericanos en Estados Unidos.
[box] Si quieres saber más al respecto sobre la motivación, mira este artículo. [/box]No temas usar motivaciones banales siempre que no dañen a nadie y conduzcan a un buen fin.
2. Gota a gota, perfora la roca
Al tratarse de un músculo y como todo músculo, la voluntad se mejora. Y también se desgasta. Si de golpe haces cosas que requieren altas dosis de voluntad, ésta se quemará y te será muy complicado continuar. Cuando quieras incrementar algo, hazlo de forma escalonada.
Hace años que no estudias. No te pongas a estudiar 6 horas diarias. Porque te quemarás con facilidad.
Hace años que no haces una actividad física. No te pongas a hacer 6 días de ejercicio. Porque te quemarás. Física y mentalmente.
Puedes variar y someter a tu mente a puntas, pero en el medio y largo plazo, procura que sea una mejora continua y gradual.
3. El ser humano es social, utilicémoslo
La Asociación de Alcohólicos Anónimos cosechó un gran éxito porque estableció un sistema de compañeros que velaban los unos por los otros. El compromiso con otro ser humano, la vergüenza de no cumplirlo, es una gran herramienta.
El ser humano es un animal sociable. De eso no hay duda. En general, nos gusta relacionarnos con otras personas. Bien, aprovéchate de ello.
La sociabilidad puede ser una herramienta muy poderosa en tu voluntad. Y también nefasta.
- Si vas a comer los fines de semana a casa de tu madre, sabrás que es muy complicado rechazar el postre que te ha preparado.
- Si vas a cenar con tu amigos, beberás esas cervezas que tan fácilmente has evitado durante la semana.
- Si fumas y quieres dejarlo, te costará horrores cada vez que un amigo/a encienda un cigarro delante tuya.
¿Por qué las clases en donde generalmente se sacan peores notas, algunos alumnos que iban medio bien se contagian? Porque en una clase que tiene una buena media, sacar una mala nota no está bien visto. Y el alumno le da importancia a lo que opinarán los demás. Sin embargo, en una clase donde haya algunos alumnos que no den importancia a sus calificaciones, provocará que otros, que no van del todo mal, empiecen a trivializar sus malos resultados.
Por suerte, ser social también tiene un lado positivo. Muy poderoso. Del que nos podemos aprovechar. Esta herramienta funciona, siempre y cuando seas una persona a la que no le gusta quedar mal con los demás. Cumplidora.
Es sencillo. Te has de comprometer con otra persona a hacer algo. Si quieres salir a correr por la mañana, temprano, te será mucho más fácil si quedas con un compañero y sabes que él te está esperando en la calle. Preparado. Pasando frío.
Algo que se puede utilizar hoy en día y que tiene todavía más fuerza es el uso de las redes sociales. Con Facebook o Twitter, tenemos acceso a muchas personas. Y muchas de ellas leen lo que ponemos. Por ello, haz tu reto público. Seguro que te hace poca gracia cuando falles por dejar de intentarlo o por no cumplir con tu reto y todo el mundo lo ha visto. Te has comprometido y otras personas lo ven.
4. Todo lo que se puede registrar, se puede mejorar
Benjamin Franklyn atribuyó gran parte de su éxito a llevar un registro de sus aciertos y sus errores.
Está comprobado que cuando somos capaces de registrar una parte de un reto, nos es mucho más sencillo motivarnos para el siguiente. Lo que conlleva a que sea más fácil empujar nuestra fuerza de voluntad.
Hoy en día, con las nuevas tecnologías y nuestros smartphones, se ha vuelto mucho más fácil.
- Si quieres ahorrar más, descarga alguna de estas aplicaciones y empieza a registrar todos tus gastos. Esto te hará ser más consciente de cómo y dónde gastas. Y te facilitará la tarea la próxima vez que vayas al supermercado.
- Si quieres bajar de peso, registra tu peso semanal. O diario. Cuanto más detallado mejor.
- Si quieres descansar mejor, utiliza SleepCycle. Registra las horas que duermes. Te acordarás de ello cuando se te haga tarde mirando una película.
Como todos los extremos, obsesionarse con ello puede no ser bueno. Puede incluso ser nocivo para nuestra salud. Así que, ojo.
5. El hábito automatiza
Adquirir un hábito, dependiendo de cuál sea, puede llevar de entre 30 días, hasta 200. Cuando más difícil, más tiempo requerirá. Al principio, es muy complicado habituar al cuerpo y a la mente a ello. Sin embargo, cuando hemos adquirido el hábito, conseguimos hacer algo casi de forma automática. Y nuestra fuerza de voluntad a penas lo nota. Dependemos mucho menos de ella.
Se podría decir que un hábito es como un sprint para nuestra voluntad. En un principio, requiere de altas dosis de ella. Pero una vez ha pasado, es muy sencillo mantenerlo. Y lo hacemos sin a penas darnos cuenta.
[box]Para saber más sobre cómo funcionan los hábitos, lee el siguiente artículo. [/box]6. A quien madruga…
Al igual que con la concentración, la fuerza de voluntad está mucho más fresca y capaz por las mañanas. Cuando tenemos las pilas recargadas. La fuerza de voluntad funciona mucho mejor cuando nuestro cuerpo está descansado. Y cuando nuestras reservas de glucógeno están bien suministradas. Por ello, descansa y desayuna. Haz las tareas que más requieren de tu voluntad a primera hora. Si quieres adquirir un hábito, intenta hacerlo durante las primeras horas del día.
Mucha gente opina que es menos productiva por la mañana. Y puede ser cierto. Todos somos diferentes. Sin embargo, prueba a irte a dormir antes. Descansa 7-8 horas. Levántate temprano durante un tiempo. El cuerpo está preparado para madrugar con la luz del sol.
Las razones son varias y lógicas. Si descansamos por la noche, las horas del día donde más energía y mayor concentración tenemos son las de la mañana. Además de esto, las personas que madrugan suelen despertarse antes que la media. Esto provoca que tengan unas horas tremendamente productivas, porque no hay agentes externos que interrumpas y sean las horas de mayor atención y energía del día. Cuando estos dos factores se juntan, nuestra productividad se dispara.
7. “Cualquier cosa que la mente del hombre pueda concebir, puede lograrse” – W. Clement Stone.
Quieres correr una media maratón. Propón a un amigo hacerla juntos. Registra tus marcas. Ten un planning. Anota tus logros diarios.
Quieres bajar de peso. Hazlo público. Registra tu peso diario o semanal. Planifica qué alimentos vas a eliminar y cuáles vas a comer más. Ten un plan y unos objetivos bien definidos.
Antes de empezar la semana, organiza cómo va a ser. Qué tareas quieres hacer antes. Qué tareas tienen mayor importancia. Qué hábitos te gustaría adquirir y cuándo deberías hacerlos. Tomarte un tiempo para planificar y organizarte te va ayudar en gran medida a la hora de controlar tu voluntad y ser capaz de hacerlo.
[box] Recursos extra:Acerca del autor
¡Hola! Soy Gemma Guerrero.
Soy graduada en Economía por la Universidad de Granada. Actualmente, al igual que Arnau estoy estudiando el título oficial de CFA (Cheff Financial Advisor).
Para ello, escribir y publicar en Autorizado Red me ayuda a estar al día con los diferentes conceptos económicos y financieros que he de preparar.