Rebajas de Tiempo

Cuando era muy niño leí “Momo” de Michael Ende, publicada en 1973 y subtitulada “Los caballeros de gris o Los hombres de gris”. Trata sobre el concepto del tiempo y de cómo es usado por los humanos de sociedades modernas. Los hombres de gris representan al Banco de Tiempo y promocionan la idea de ahorrar tiempo entre la población (tiempo que puede ser depositado en el Banco y devuelto al cliente después, con interés). En realidad, hacen que la gente lo olvide todo salvo su obsesión por ahorrar todo el tiempo posible para un hipotético uso posterior.

Gradualmente, la siniestra influencia de los Hombres Grises afecta a toda la ciudad: la vida se torna estéril, se deja de hacer todo lo que se considera perder el tiempo, como el arte, la imaginación o incluso dormir. Los edificios y las ropas están hechos exactamente de la misma forma para todos y el ritmo de vida se torna ajetreado. En realidad, cuanto más tiempo ahorra una persona, menos tiene: los hombres grises lo consumen en forma de cigarros, hechos de pétalos secos de las flores horarias que representan el tiempo. Sin esos cigarros, los hombres de gris no pueden existir.

En mi adolescencia me impresionó mucho la película de Ridley Scott “Blade Runner”. En ella, los “replicantes” seres creados mediante ingeniería genética, arriesgan sus vidas para volver a la Tierra y conocer a su creador. Tienen preguntas del tipo “¿puedo vivir más? ¿cuanto tiempo me queda? ¿por qué tengo tan poco tiempo?”. Atesoran fotos de recuerdos que no han vivido.

Hace no mucho apareció una película, “In time” (“El precio del tiempo”). La película tal vez no pase a la historia, pero planteaba un futuro distópico en el que la moneda de cambio era, literalmente, el tiempo de vida. La gente trabajaba por tiempo de vida y pagaban con tiempo de su vida. Si el contador llegaba a cero, morían.

Hace poco un amigo me dijo que no cobra las horas extra que hace. Las cambia por tiempo libre. Una hora trabajada son 1,75 horas libres. Si esa hora es de un domingo o en un festivo, esa hora debe multiplicarse por 2,36. Si no hay fallos, sus horas de trabajo se convierten en horas libres. Pero es un sistema falible: alguien puede olvidar apuntar, equivocarse de casilla o pulsar la tecla equivocada.

Hace poco escuché:

Cuando alguien compra algo, no lo compra con plata; lo compra con tiempo de su vida que tubo que gastar para ganar esa plata.José Mujica, ex presidente de Uruguay

Feliz año 2017. Y felices rebajas.

Escrito por Javier Díez.

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