Leo Messi y Cristiano Ronaldo son probablemente los dos mejores futbolistas de la última década. Personalmente Messi me parece el mejor jugador que he visto nunca, pero eso ya es una opinión personal (aunque basta echar un ojo a las estadísticas para ver que no me alejo mucho de la realidad). Quien más quien menos ha escuchado hablar de ellos, salvo que haya vivido en un búnker durante los últimos diez años.
En estos dos vídeos podemos verles hacer cosas increíbles. Por un lado, Messi consigue superar el récord de tirar lo más alto posible el balón sin que luego toque el suelo. Los japoneses simplemente flipan en colores. Yo también. El nivel de precisión del argentino es espectacular. Por otro lado, Ronaldo consigue rematar un balón justo antes de que la sala se quede a oscuras y sin poder ver exactamente a dónde va a ir dirigido. Acaba rematando con la intuición.
En el mundo de los negocios encontramos a dos monstruos como Warren Buffett y Charlie Munger. A la hora de analizar negocios, su habilidad es similar a la de Messi y Ronaldo con el balón. En varias ocasiones los dos abueletes han dicho que no necesitan más de cinco minutos para saber si ponen pasta en una empresa o no. No intente invertir en un negocio con tan sólo un análisis de cinco minutos. Al igual que yo, perdería dinero.
En ambos casos, tanto en el de los futbolistas, como en el de los inversores, el subconsciente juega un papel muy importante. Aunque de manera diferente. Así como con Messi y Ronaldo trata sobre un tipo de habilidad muy concreta, específica y extremadamente difícil de conseguir, en el caso de Buffett y Munger es más una herramienta flexible; un mapa de conocimiento al que acceden de forma no consciente para tomar decisiones sobre negocios y finanzas, la mayoría acertadas, requiriendo un lapso de tiempo muy reducido.
El primer tipo de habilidad está muy presente en los deportistas. Trata sobre la capacidad para hacer algo rozando la perfección. Realizar una serie de movimientos con extrema precisión. Es sobre hacerlo de la mejor manera en cada momento. El segundo tipo de habilidad es diferente. Más flexible, busca diferentes caminos para obtener buenos resultados. No trata sobre hacer la misma cosa de forma perfecta siempre, sino sobre ser ágil, flexible e interactivo. Sobre reconocer patrones y ver cosas que otras personas son incapaces de ver.
Sobre el segundo tipo de habilidad y utilizando el ejemplo del fútbol se podría poner a Pep Guardiola como entrenador. Guardiola ha dicho en varias ocasiones que ve los partidos de su próximo rival muchas veces durante la semana. Pasa horas y horas encerrado en su despacho visionando el partido, hasta que de repente tiene un “eureka”. En un momento dado, ya sabe cómo y porqué van a ganar. Esto no es una habilidad específica, concreta y extremadamente perfecta. Sino que el entrenador catalán ha acumulado una cantidad ingente de conocimiento sobre el fútbol, y cuando ve a un rival durante varias horas, su mente sigue trabajando e intentando darle posibles soluciones en base a todo un arsenal acumulado con años de experiencia como jugador y entrenador. Al cabo de un rato, la solución le aparece como por arte de magia.
Ya hemos hablado en otras ocasiones sobre cómo nuestra mente a veces nos da la solución a problemas dándole un descanso y sin que nos demos cuenta. Son famosos los descansos prolongados de Albert Einstein para tocar el violín y lo fructíferos que estos le resultaban a nivel creativo. Mendeléyeve solucionó el problema de organizar los elementos químicos mediante la tabla periódica después de echar una cabezadita de varias horas.
Es evidente que acumular conocimiento funciona. Pero también hay que saber organizarlo. Crearnos nuestros propio mapa mental o base de datos y poder acceder cuando lo necesitemos. Sea de forma activa o no.
Charlie Munger da una idea sobre cómo construye a diario el suyo propio:
El libro de A Technique for Producing Ideas, James Webb Young expone una serie de pasos a seguir para podernos construir una base de datos personal:
Contenido del artículo:
1. Empaparse. Leer, leer y leer
Lo primero de todo es empaparse de diferentes materiales y de diferentes fuentes. Lo que significa conocer el producto y también conocer a los consumidores de ese producto. Es probable que uno mismo piense que ya no hay nada que hacer o decir en un sector determinado. Es probable que piense que ya lo sabe todo sobre un producto en concreto. Pero es importante estudiar y analizar todavía un poco más. Profundizar. Siempre se puede llegar a descubrir alguna nueva posibilidad.
Young menciona a Guy de Maupassant, el cual fue aconsejado por un escritor más mayor que él a que fuera por las calles de Paris y prestara atención a un taxista. Casi seguro que dicho taxista tendrá un parecido con cualquier otro taxista. Sin embargo, la tarea consiste en analizar y observar a ese taxista hasta tal punto de que se le pueda describir como un ente individual y que se vea claramente el porqué no hay otro taxista como él en Paris.
Young dice que todas las personas realmente buenas en el mundo de la publicidad tienen dos cosas en común. La primera es que no hay nada por lo que no estén interesados. Suelen ser devoradores de información. La segunda es que disponen de un extenso abanico de pequeñas y diferentes fuentes de información. En la publicidad, esto conlleva a que se combine el conocimiento específico sobre algunos productos y un conocimiento general sobre diferentes aspectos cotidianos.
2. Análisis, anotación y pensamiento lateral
El segundo paso consiste en coger la información que se ha recolectado, anotarla, analizarla y verla desde diferentes puntos de vista. Pensamiento lateral. El hecho de que nada cuadre y todo esté un poco enmarañado dentro de nuestra cabeza no es una mala noticia. Significa que uno está cerca del siguiente estadio. Mientras que el primer punto era una forma de adquirir conocimiento de forma un poco pasiva, ahora hay que hacerlo de forma activa. Para aprender algo activamente, hay que romperse los cuernos.
3. Distracción. Toma de distancia. Período de incubación
En este punto, hay que hacer algo completamente ajeno a la actividad principal. Estamos dejando que la parte inconsciente empiece a trabajar por su cuenta y de alguna forma la estamos estimulando. Tocar un instrumento musical, salir a pasear, realizar una actividad física… Sea lo que sea, tenemos que conseguir que la parte consciente de nuestro cerebro esté ocupada en hacer otra cosa diferente. ¿Cuándo debemos pasar a este punto? Cuando quedemos exhaustos en el análisis y en la anotación. Cuando nuestra productividad decaiga mucho y avancemos muy lentamente. Es tiempo de tomar un descanso.
En este artículo sobre el enfoque Prueba-Error-Ajuste hablo cómo pasamos por situaciones en las que creemos estar completamente estancados y la improductividad es la reina. Es en estos momentos en los que a veces es necesario darse descansos. Ya sean leves o prolongados. Hacer otra cosa. Distraerse. Y volver a la faena.
4. Descanso y reposo
Ahora vamos a darle trabajo a las partes más profundas de nuestra mente. Retirarse a descansar, dormir o meditar. Una vez pasado esto y a partir de aquí es probable que la magia empiece a aparecer.
Las personas como Messi, Ronaldo o Nadal disponen de una base de datos mental que está plenamente enfocada en un sólo dominio o habilidad. Saben mucho de algo muy concreto. Por el otro lado, tenemos a personas como Benjamin Franklin o Charlie Munger, los cuales han acumulado experiencia sobre algunos campos concretos, pero también disponen de un buen background multidisciplinar. Su nivel cultural en diferentes campos es muy elevado.
Entonces, ¿conviene especializarse en algo, generalizar o ambas cosas? Una respuesta complicada. Es evidente que la sociedad actual parece que recompensa a aquel que está muy especializado en un campo concreto. Sin embargo, el mayor problema que tiene esto es que esa misma persona puede ser muy ignorante en otros aspectos de la vida igual de importantes. Munger habló sobre esto hace poco comentando lo siguiente:
- Cómo impulsar tu creatividad, Quondos.
- Building Your Mental Database, por Jana Vembunarayanan.
- A Technique for Producing Ideas, James Webb Young.
- Berkshire Hathaway’s annual meeting: The highlights. [/box]
Acerca del autor
Mi nombre es Silvia Guijarro.
Soy editora jefe en Autorizado Red. Me encanta escribir textos, especialmente si son sobre economía y finanzas.
Curso estudios de Economía y Finanzas por la Universidad de Deusto.