La regla de los 10 minutos de Pat Dorsey a la hora de elegir o desechar una acción

Pat Dorsey es un inversor en valor. Proclamado seguidor de Warren Buffett, empezó escribiendo artículos sobre inversión hace unos cuantos años y trabajó durante bastantes años en Morningstar. Ha escrito libros muy buenos, pero mi preferido es: The Little Book that builds wealth.

En este libro, Dorsey habla sobre las diferentes ventajas competitivas duraderas que puede tener una empresa. O los famosos moats en el mundo de la inversión en valor. Si una empresa posee uno de estas ventajas competitivas, es probable que tenga una acción muy rentable a largo plazo.

Además de esto, Pat Dorsey sigue un esquema a la hora de elegir un acción a estudiar o desecharla automáticamente. Dice que este esquema no debería llevar más de diez minutos al inversor.

Lo primero de todo que hay que hacer es elegir una empresa según unas métricas y unos sectores determinados. Esto se puede hacer mediante uno de los muchos screeners que hay en Internet. Algunos pueden ser estos:

Una vez vemos por encima los números y nos gustan, pasamos a realizar la regla de los diez minutos sobre la empresa elegida.

Si esta empresa pasa el filtro de los diez minutos, entonces habrá que hacer un análisis más detallado.

1. ¿Tiene la empresa un mínimo de calidad?

A lo que se refiere aquí Dorsey es que las empresas que no pasan por un mínimo de calidad no deben de pasar el filtro y por lo tanto no deben de ser estudiadas con mayor detenimiento. Los filtros de calidad suelen ser cualitativos, más que cuantitativos, lo que significa:

  • ¿Quién es el auditor de la empresa? ¿Es una firma de auditoria reconocida?
  • ¿Entiendo o puedo entender claramente su modelo de negocio o me va a llevar horas de estudio poder entender qué hacen?
  • ¿Presentan regularmente sus estados financieros ante las entidades reguladores correspondientes?
  • ¿Cuál es su capitalización bursátil, su evolución bursátil y sus beneficios pasados?

Estos son algunas de las preguntas que nos podemos hacer de forma rápida. En cuanto alguna de ellas chirríe un poco deben saltar las alarmas.

Podemos leer un resumen de lo que hace una empresa y puede que nos cueste un poco entenderlo. Pero si entramos en la página web, echamos un vistazo rápido y aún así, no tenemos ni idea de qué hacen realmente, es que no es nuestro sector, ni tampoco nuestra empresa. Salvo que esta compañía tenga unos balances y nos ratios realmente atractivos, es mejor pasar y buscar otra. En el mar hay muchos peces.

2. ¿Ha tenido la compañía alguna vez beneficios?

Parece una pregunta absurda. Lo sé. Pero puede ahorrarnos muchos sustos y son acciones que pueden jodernos literalmente la rentabilidad de nuestra cartera.

Dorsey habla principalmente de empresas tecnológicas, farmacéuticas y biotecnológicas que prometen en el oro y el moro pero los beneficios no llegan nunca.

¿Una nueva patente que promete la cura del cáncer? ¿Un coche eléctrico que va a jubilar al actual de gasolina?

Todo puede ser. Desde luego. Pero cuidado. Un ejemplo de este tipo de empresas es Tesla. No dudo de la capacidad de Elon Musk y de la buena proyección que tienen los coches eléctricos de Tesla. Sin embargo, todavía no han obtenido beneficios. Para invertir en una empresa así tengo que conocerla muy muy bien y he de estar bien seguro de la razón por la que todavía el resultado no ha sido positivo.

En el mundo de las startups, grandes y prometedoras empresas tecnológicas o farmacéuticos y biotecnológicas, es mucho más común ver quebrar a una empresa, que verla crecer y multiplicar su valor. Es cierto que en estas empresas están las 10, 20 o 100 baggers, pero hay que estudiarlas bien y saber cómo obtienen o cómo van a obtener su beneficio.

3. ¿Ha conseguido generar la empresa de forma constante flujo de caja libre?

El Free cash flow es la madre del cordero. Ahí se ve muchas veces dónde está la pasta y si la empresa es capaz de generarla. El beneficio es mucho más manipulable. Una empresa a la que le cuesta generar flujo de caja libre tiene que ser analizada muy al detalle. Por muy bien que pinte y muy prometedora que sea su trayectoria.

En caso de que tuviera algún ejercicio con flujo libre de caja negativo, conviene ir a la cuentas anuales de ese año y averiguar qué ha podido pasar.

Que la empresa no sea capaz de generar de forma constante free cash flow debe ser una bandera roja. Muy roja.

4. ¿Es el ROE constante y superior al 10% durante varios ejercicios?

El ROE (Return of Equity) es un ratio que siempre hay que valorar. Un indicio de que la compañía es capaz de ser mínimamente rentable es ver la evolución de este ratio a lo largo de varios ejercicios. Como mínimo cinco años. A ser posible diez.

Pero no basta con generar un ROE positivo, dicho ROE debería de estar por encima del 10% para empezarnos a plantear si la empresa es rentable o no. No hay que olvidar lo apalancada que está la compañía. Una empresa que genera un 17% de ROE con unos niveles de apalancamiento mínimos es sinónimo de más calidad que una que lo consigue con un nivel de apalancamiento más elevado.

También hay que tener en cuenta si la empresa es cíclica o no. En el caso de que sea una empresa en un sector cíclico, puede tener años en los que su ROE sea mucho más bajo e incluso negativo. Por lo que hay que valorar este ratio todavía a más largo plazo.

5. ¿Es el crecimiento de los beneficios constante o fluctúa en exceso?

Las mejores compañías suelen tener un crecimiento constante en sus beneficios. A veces exponencial, pero cada año crecen. Otra compañías con muy buena proyección tienen unas fluctuaciones enormes en sus beneficios. Un año rompen récord y al siguiente tienen pérdidas.

Esto no tiene porque ser definitivo a al hora de desechar una empresa, pero sí que nos tiene que dar un aviso. Si pertenece a un sector de alto riesgo, como el farmacéutico, una vez más, hay que averiguar a qué se debe la enorme fluctuación que hay en sus beneficios.

Personalmente prefiero descartarlas y centrarme en empresas que son constantes en el crecimiento de sus beneficios y de su flujo libre de caja.

6. ¿Cómo está el balance? ¿Es una empresa sólida?

Las empresas tremendamente endeudas no me gustan. Los costes financieros y el riesgo en caso de que tengan un descenso en sus beneficios es demasiado alto.

Es algo a tener en cuenta. ¿Cómo está a nivel financiero la empresa?

No hace falta que acumule cantidades enormes de caja. Una empresa que deja en su balance una cantidad gigante de caja es que no está sabiendo reinvertir o recompensar a sus accionistas.

Sin embargo, sí que me gusta que su nivel de deuda sea bajo y sobretodo que puedan cumplir holgadamente con la caja la deuda a corto plazo. Al menos, a corto plazo.

(Esto es algo que también le gusta a Francisco Paramés a la hora de elegir empresas en las que invertir).

7. ¿Ha aumentado el número de acciones en circulación en los últimos años?

Puede que la empresa haya estado emitiendo nuevas acciones para adquirir otras empresas o para recompensar a sus empleados y/o directivos. Esto también debe ser una banderilla roja para nosotros.

La mayoría de adquisiciones fracasan. Es difícil dar con una que tenga éxito. Por otro lado, si la empresa está recompensando a sus empleados o directivos en exceso habría que averiguar a que se debe. Pero es probable que sea una política de retribución excesiva y por lo tanto, poco adecuada. No nos interesa.

En cambio, empresas que son capaces de recomprar acciones periódicamente pueden ser interesantes para el accionista a largo plazo. Estas empresas están devolviendo a los accionistas su dinero, algo que es bueno por parte de sus directivos. En cualquier caso, hay que vigilar que las recompras de acciones no sean masivas, sobretodo cuando el precio de la acción está sobrevalorado.

8. ¿Ha tenido unos márgenes constantes y crecientes en el tiempo?

Los márgenes operativos en la empresa también son un dato importante. En muchas ocasiones, si la empresa ha sido capaz de mantenerlos constantes e incluso crecientes a lo largo de los años representan una fuerte ventaja competitiva. Márgenes por encima del 30% durante varios años son una muy buena señal. Márgenes reducidos y oscilantes, en cambio, nos deben dar a entender que la empresa es muy vulnerable y su producto no parece ser lo suficientemente rentable.

Conclusión

Pat Dorsey dice que hacernos estas preguntas no lleva más de diez minutos. Personalmente creo que lleva más tiempo, aunque reconozco que es una muy buena forma de empezar para descartar empresas de poca calidad e incluso pufos. Empresas como Pescanova, Abengoa o Gowex no hubieran pasado estos pequeños filtros. Ser estrictos con ello puede ahorrarnos muchos sustos.

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Acerca del autor

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Mi nombre es Silvia Guijarro.

Soy editora jefe en Autorizado Red. Me encanta escribir textos, especialmente si son sobre economía y finanzas.

Curso estudios de Economía y Finanzas por la Universidad de Deusto.

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